lunes, 9 de febrero de 2009

Poesía 1.0

No desdeño un beso tuyo,
para sentirme un miserable,
ni tan siquiera una miaja,
míos son todos,
ni regalados, ni comprados,
míos son,
míos son tus besos robados.

Y perseguido en callejones,
a traspies entre esquinas y avenidas,
borracho, sin un clavo,
ni sin tu mano en mi mano,
ni sin tí.

Te diré adios,
te digo adios sin yo querer,
pasajero de minutos,
vagabundo en segunderos,
con la bota de vino siempre alzada,
tan alta como aquel lucero,
tan arriba como mis sueños,
y el pecho al descubierto,
pa no mentir,
con un corazón que no late sino sangre,
y esta sangre en su fluir,
embriaga mis tejidos, los exprime,
los destroza, con su vida,
y con mi llanto…
con mi llanto mi alma esgrime,
una razón más para vivir.

Alex

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