miércoles, 8 de diciembre de 2010

En el vacío. Historia de un cosmonauta

1ª Parte: Enfrentando el yo

El amor es asimétrico,

díjole el espejo a su reflejo,

pues era el mundo que en él se proyectaba,

su única realidad:


Mírate,

mírate bien,

porque aunque no logres atisbar sombra alguna,

aunque no existas fuera de tí por no ser mas que escudo de luz,

cientos de párpados se velaran ante tí a la espera de un veredicto,

el tiempo arañará de sus rostros la juventud,

y cientos emociones se manifestarán sin apenas tocarte,

para tu permanecer por siempre suspendido en el vacío...


2ª Parte: De cómo el cosmonauta alcanzó el vacío.

3, 2, 1, 0

Ignición!

Atravesando la atmósfera,

directo al espacio exterior,

Envuelto en el silencio y oscuridad,

Una llama carente de oxígeno terminará por apagarse.

Houston!,

tenemos un problema! (pero Houston no responde)

Y el navegante,

qué es valiente,

Se inmersa en la nada para no volver.

En su memoria:

papá y mamá, Su hermano,

Las derrotas y las victorias: que in the end no supieron a nada,

Sólo, Volando libre,

para hacerse un hueco entre las estrellas.


La radio no funciona y los propulsores,

sin un rumbo determinado,

empujan siempre hacia delante,

siempre sin saber porque.

Y la mente del cosmonauta

surcando soles y galaxias,

Conviértese en orbe de luz,

Brillando con mas fuerza.

Como una supernova a punto de estallar.

Lejos de la humanidad,

Donde el astronauta encontró un lugar,

Un lugar,

pero no su sitio.

Se pierde ahora por siempre en el espacio,

Mientras como una combustible estrella fugaz,

Así en su pecho el corazón se le fué apagando.


3ª Parte: Por fin, en el vacío

…y en el vacío,

no hay agua, pero tampoco hay sed,

y uno cae irremediablemente.

En el vacío no hay sueños,

pero siempre es de noche,

y las ideas vagan sin rumbo confundiéndose entre sombras.

En el vacío,

no hay amor pero tampoco hay odio,

ni manos que te acaricien o ansíen estrangularte.

En el vacío,

ya has estado una y mil veces, y sabes lo que hay,

solo hay vacío y nada mas que vacío.


alexis

sábado, 30 de octubre de 2010

Lo más parecido a un sentimiento

Mirando su foto,

trato de recordar cada trazo mental,

cada rasgo de ella,

pero ya no está ahí aunque la busque,

en mi memoria.

Fantasmas que se asemejan a ideales rondan lo que fue su lugar,

su reducto inexpugnable en mi corazón,

su fortaleza y a veces también la mía.


La miro una y otra vez,

y puede que ahora empiece a estar un poquito más,

pero en mi pecho se alza un titán de fibra apresado por cadenas mentales,

esclavo de una cárcel con barrotes de hueso.


El titán se levanta perezoso, queriendo tomar el control,

esperando pronunciar una última palabra,

pero yo le digo que no,

y falto él de deseo o esperanza,

se desploma, estremeciéndose en su caer todo entero mi ser,

y a su vez restalla de nuevo el anhelo de tantos momentos pasados.


Miro su foto y luego me miro ante el espejo,

y afronto de lleno el presente:

"alexis, estás hecho un desastre.."

de lo que soy, a lo que era, a lo que seré.


Mientras, mi gigante de barro y músculo,

Bombea con fuerza y sin saber porque,

Bumbum,

cada segundo puntual,

Bumbum,

cuando lloré y cuando reí,

Bumbum,

cuando gané y cuando perdí,

Bumbum,

y así será,

Bumbum,


hasta el día de mi muerte.



Corazón bravo que no cejas,

entre sístole y diástole,

me impulsas hacia el infinito,

y yo,

que te llevo aquí en mi interior,

no puedo reprimir tu lamento,

al observar de nuevo aquellos ojos,

que de mí hacen que escape,

lo mas parecido a un sentimiento.


alexis P. B.

jueves, 15 de abril de 2010

1er intento Slam

Tomando la luna juntos,

esperamos que saliese el sol,

y de ella tomamos tanto,

que fué un rayo de aquella blanca luna,

lo que nuestra extinta pasión quemó...

-poesía ría usted, poesía...

brindaba reverencia

el alma sabia a la razón.

-que no hay mayor alegría,

que la alegría del corazón.

reíase el buho, reíase el halcón,

hasta la poesía reía,

bendiciendo la reverencia de la razón.

Un nuevo traje pedía,

un nuevo traje a falta de imaginación,

pues de buena tinta sabía,

sin que jamás fuese esta mi intención,

que las más de mil historias que he contado,

en realidad son todas de un mismo color:

hoy la he visto, me ha mirado...

¡hoy al fin creo en dios!

como complacido Becquer dijo,

satisfecho sin razón.

porque luego esta,

al cruzarse por su lado,

ni girósele a decir adiós.