domingo, 31 de agosto de 2008

La niña topo

Su cristalino no bien enfocaba,

y la niña topo cuando por casa andaba,

al levantarse por la mañana,

con todas las esquinas en las narices se daba.


Al nacer dijo su padre;

-O esta niña es china,

o algo raro tiene en la mirada.

La madre habló con el médico,

con razón preocupada,

-¿Que le pasa a este chiquilla-dijo-,

que le saco la lengua y no dice nada?.

-No es chiquilla, ni tampoco ardilla-,

dijo así sin más, el especialista,

-Es mitad topo, mitad niña,

sólo ella podría tener esta característica.


Corregía con disimulo su defecto,

haciendo uso de lentilla,

pero cansabanse muchos sus ojos, en efecto,

el remedio convertíase en pesadilla.


Comprose unas gafas de gruesa pasta,

y con ellas ingenuamente pensaba,

-Me llamarán cultureta,

no dirán ya que soy cegata.

Más no le salió bien la jugada,

pero si el tiro por la culata.

¿Quién había visto hasta el momento,

un topo llevando gafas?


Cansada de burla y burla,

a la niña sólo la operación quedaba,

encomendó sus ojos al láser,

y así en quince minutos su operación acabada estaba.


Pero que mala suerte,

menuda trastada,

el gato del médico que por allí pasaba,

desenchufó el láser con su mala pata,

y antes de tiempo, ya sin remedio,

la operación dio por terminada.


Finalizó de esta triste forma,

la intervención tan señalada,

ella quedo ciega,

y por sus padres de casa expulsada.


Ahora en soledad vive,

en su topera bien amueblada,

al menos no gasta en luz dice,

cuando la visitan en su oscura morada.


Para Alba, porque aún le quedan muchas cosas por ver...

y por todas las estrellas que yo tampoco vi.


Alex

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