Ella le dijo que no,
Y se abrió bajo sus pies el infierno,
Descendió y pudriose su cuerpo enfermo,
Su mente obscena ardió, y daba asco…
Tanto asco daba que fue repudiado por el mismísimo Satanás,
Y pago cara su deuda suspendido del techamen,
Se reía con vehemencia encabronado Barrabás,
Y ni pecar pudo más,
Pese a estar en el infierno,
este era el nuevo dictamen.
Porque ella le dijo que no,
Y el había vendido ya su alma al Diablo,
con Lucifer ardua conversación entabló,
preguntole la razón de haber sido traicionado,
el entre carcajadas le comentó,
que su alma y no la de ella era la que se le había otorgado.
Colgó sin remedio decenas, centenas, millares de años,
En su tormento jamás por nadie imaginado,
Lloró y lloró,
tantas lágrimas al hades vertió,
Que las calderas de Botero apagó,
sustituyéndose estas por un océano inmenso y salado.
Alex
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